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Todos los pichones son controlados por cámaras hasta que a los quince días (salvo imprevistos) son separados de sus padres y criados a papilla. Creemos que ese primer alimento regurgitado por los padres es vital y se transforma en pichones más fuertes y más sanos. Con ello normalmente perdemos alguna puesta más que si los sacáramos en incubadora, pero como dije antes, preferimos calidad a cantidad. Además, así cuidamos de que nuestras parejas reproductoras no se extresen, dejándolas el último pichón para que lo crien ellas y se realicen como padres, obteniendo nuevas aves con fines reproductivos.

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